Visión transcompleja de la gerencia cultural en la responsabilidad social universitaria (2025)

Ensayos

Visión transcompleja de la gerencia cultural en la responsabilidad social universitaria

Transcomplex Vision of Cultural Management in University Social Responsibility

Sandra IsabelGarcía Arévalo1*
Visión transcompleja de la gerencia cultural en la responsabilidad social universitaria (1)http://orcid.org/0000-0001-6338-8960

1Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, UCLA. Lara, Venezuela. sandra.garcia@ucla.edu.ve

Resumen

Este ensayo explora la gerencia cultural universitaria desde una perspectiva transcompleja, analizando su rol en la integración de las funciones universitarias y la responsabilidad social. Fundamentado en las posiciones de autores como Schavino (2012); Morin (2000, 2002); y Tünnerman (2003); se examina cómo la visión transcompleja permite abordar la complejidad de la realidad universitaria y social, promoviendo un enfoque interdisciplinario y holístico. El texto destaca, siguiendo a Polo, Lobatón y Arredondo (2014); la importancia de la extensión cultural como puente entre la universidad y la comunidad. Se analiza el concepto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) basándose en Correia (2015); y Diez (2015); enfatizando su relación con la ética y los valores institucionales. Apoyándose en Molina, Colorado, Barradas y Fowler (2015); y Tommasino y Cano (2016); el ensayo argumenta que la gerencia cultural, a través de la extensión, puede constituirse como un eje transversal de conocimiento. Se concluye, en línea con Lanz (2001); y Alarcón (2015); que las universidades deben adoptar una perspectiva sistémica y transcompleja para abordar los desafíos actuales, promoviendo la convergencia entre ciencia, humanidades, tecnología y arte, y fortaleciendo los vínculos universidad-sociedad.

Palabras clave:transcomplejidad; gerencia cultural; universidad; responsabilidad social universitaria; extensión universitaria

Abstract

This essay explores university cultural management from a transcomplex perspective, analyzing its role in integrating university functions and social responsibility. Based on the positions of authors such as Schavino (2012); Morin (2000, 2002); and Tünnerman (2003); it examines how the transcomplex vision allows addressing the complexity of university and social reality, promoting an interdisciplinary and holistic approach. The text highlights, following Polo, Lobatón and Arredondo (2014); the importance of cultural extension as a bridge between the university and the community. The concept of University Social Responsibility (USR) is analyzed based on Correia (2015); and Diez (2015); emphasizing its relationship with ethics and institutional values. Drawing on Molina, Colorado, Barradas and Fowler (2015); and Tommasino and Cano (2016); the essay argues that cultural management, through extension, can constitute a transversal axis of knowledge. It concludes, in line with Lanz (2001); and Alarcón (2015); that universities must adopt a systemic and transcomplex perspective to address current challenges, promoting convergence between science, humanities, technology and art, and strengthening university-society links.

Keywords:transcomplexity; cultural management; university; university social responsibility; university extension

1. Introducción

En el siglo XXI, la rápida evolución de las tecnologías y las comunicaciones ha generado un entorno cada vez más complejo e interconectado. Este nuevo panorama ha obligado a repensar y adaptar las estrategias en diversos campos, incluyendo la cultura y la educación. En particular, la gerencia cultural universitaria se enfrenta al desafío de desarrollar enfoques innovadores que permitan abordar estas realidades multifacéticas de manera holística. Estas nuevas aproximaciones son fundamentales para que las instituciones de educación superior puedan cumplir eficazmente con su responsabilidad social en un mundo en constante cambio.

Este ensayo se centra en explorar las nuevas formas de interacción y las iniciativas emergentes que las Direcciones de Cultura, o departamentos similares en las universidades venezolanas, pueden implementar para abordar sus responsabilidades sociales. Para este análisis, se adopta una perspectiva transcompleja, basada en las ideas de varios teóricos contemporáneos. Este enfoque ofrece una gama de herramientas conceptuales que permiten una comprensión más profunda y matizada de la realidad, facilitando la interpretación de fenómenos complejos y la generación de soluciones innovadoras en el ámbito de la gestión cultural universitaria.

La visión transcompleja, como la define Schavino (2012a): representa un enfoque innovador en el análisis y la construcción del conocimiento. Este paradigma adopta una postura abierta y multifacética, integrando aspectos cualitativos, cuantitativos y dialécticos de manera sinérgica. De la casúistica expuesta, Schavino (2012b): enfatiza que esta perspectiva no se limita a un solo método, sino que entreteje diversos enfoques para crear una red de comprensión más completa. El resultado es un marco epistémico multidimensional y pluridimensional, capaz de abordar la complejidad de los fenómenos estudiados desde múltiples ángulos, ofreciendo así una visión más rica y matizada de la realidad.

La búsqueda de integrar diversas formas de generar, compartir y aplicar el conocimiento ha sido una constante en la evolución del pensamiento humano. En el contexto específico de la gestión universitaria, esta inquietud se ha traducido en la necesidad de implementar cambios organizacionales significativos.

Estos cambios cobran especial relevancia en el área de la extensión cultural universitaria, donde se busca no solo transmitir conocimientos, sino también establecer vínculos más estrechos y dinámicos entre la institución académica y su entorno social. Esta transformación refleja un esfuerzo por adaptar las estructuras universitarias a las demandas de una sociedad en constante evolución, reconociendo el papel crucial de la cultura en este proceso de interacción y desarrollo mutuo.

El trabajo implícito en la extensión cultural está dentro de la filosofía de gestión universitaria conjuntamente con investigación y docencia, afirmado por Tünnerman (2003): cuando relata que extensión, docencia e investigación consolidan la tarea formativa en educación superior por lo que deben fusionarse e interrelacionarse. Por ello, infiere que la extensión interviene como una articulación de saberes universitarios y posee la coyuntura de acrecentar las relaciones universidad-comunidad, así como sus compromisos de acción para establecer el cambio requerido en el ámbito social.

Las reflexiones sobre la conducción cultural en el ambiente universitario constituyen una arista integradora de las funciones universitarias en el tejido de las programaciones que permiten abordar realidades de forma exhaustiva, donde se circunscriben conexiones de disciplinas desiguales, pautas técnicas y artísticas que conllevan a redelinear el universo de oportunidades laterales ante las dificultades subyacentes que pueden influir en la formación del egresado, en concordancia con la formación profesional y la complejidad social en Venezuela.

En este sentido, Molina, Colorado, Barradas y Fowler (2015): reconocen el protagonismo de la extensión universitaria en el desarrollo de interrelaciones de la universidad y su entorno. Los elementos que bullen alrededor de esta función sustantiva son disímiles, amplios e indeterminados, con situaciones dispares, lo que incide en la falta de posicionamiento de la extensión ante otras funciones.

La gestión cultural en el ámbito universitario, particularmente a través de la extensión, ofrece una valiosa oportunidad para integrar diversos campos del saber y enriquecer la formación académica. Este enfoque adopta una perspectiva holística, concibiendo a la universidad no solo como un centro de enseñanza, sino como un catalizador en la búsqueda del conocimiento, la verdad y el progreso cultural y científico. Al fusionar disciplinas aparentemente dispares, la gerencia cultural universitaria se convierte en un puente que conecta la educación formal con una comprensión más amplia y profunda del mundo, fomentando así un desarrollo integral tanto de los estudiantes como de la comunidad en general.

La extensión universitaria corresponde a una estructura apartada de lo académico, enfrentada a una dispersión en sus programas sin conexión curricular, realidad que impide su integración, indispensable para la formación integral. Esta situación limita un enfoque transdisciplinario para la búsqueda de soluciones a determinados problemas e imprescindible para crear una relación sinérgica que redunde en el bienestar social colectivo.

Al respecto, Sánchez (2004): propone estrategias para mejorar el compromiso social de las universidades venezolanas. Sugiere modernizar sus estructuras para integrar armoniosamente las funciones universitarias, promoviendo la interacción entre sus diversos componentes. Además, recomienda actualizar las normativas legales para posicionar la extensión como una función integradora y transdisciplinaria dentro de la institución.

Para integrar la universidad con su entorno, es esencial formar equipos multidisciplinarios de profesores y estudiantes. Estos deben colaborar con comunidades, organizaciones civiles y empresas. Las Direcciones de Cultura universitarias pueden liderar proyectos de impacto social positivo. En este sentido, Polo, Lobatón y Arredondo (2014a): enfatizan la importancia de entender las necesidades comunitarias específicas para diseñar soluciones innovadoras que promuevan la educación, la información y el desarrollo local.

La Responsabilidad Social Universitaria (RSU) refleja el compromiso ético de las instituciones de educación superior, basado en valores como integridad y respeto. Se integra en la docencia, extensión e investigación. La extensión cultural, mediante talleres y cursos, amplía el conocimiento de estudiantes y público, fortaleciendo vínculos universidad-comunidad y fomentando un intercambio de saberes multidisciplinario.

2. Desarrollo

2.1. Visión transcompleja de la universidad

En conformidad con Meza (2014): introduce el concepto de transcomplejidad como un innovador enfoque epistémico surgido en la era posmoderna. Esta perspectiva busca una comprensión más profunda del ser humano y su realidad, promoviendo la emancipación del pensamiento. La transcomplejidad se caracteriza por integrar diversos paradigmas en un diálogo fructífero, generando nuevas interpretaciones y redescubriendo aspectos ontológicos y epistemológicos.

Este enfoque desafía las nociones de verdad absoluta, abrazando la multiplicidad y la ambigüedad como elementos inherentes a la realidad. Así, la transcomplejidad ofrece un marco más flexible y abarcador para entender y abordar los fenómenos complejos del mundo contemporáneo.

La introducción del enfoque transcomplejo en el ámbito organizacional, especialmente en las universidades, ofrece una oportunidad única para reexaminar su función social y su identidad institucional. Este paradigma emerge en un contexto que desafía las estructuras tradicionales y difumina los objetivos establecidos. Frente a esta realidad cambiante, las universidades deben reafirmar su papel como catalizadoras del cambio social.

Su misión se extiende más allá de la mera transmisión de conocimientos; ahora deben fomentar en sus graduados un pensamiento crítico y una comprensión profunda de su rol en un mundo globalizado e interconectado. Este nuevo enfoque exige que las instituciones de educación superior se adapten y respondan de manera más efectiva a las complejas demandas de la sociedad contemporánea.

La transcomplejidad propone una profunda renovación en nuestra forma de pensar y entender al ser humano. Este enfoque reconoce la naturaleza intrincada del individuo, que reflexiona, expresa opiniones, actúa y se comunica, manifestando en cada acción la asimilación de sus experiencias y conocimientos.

En este marco, se vuelve crucial comprender los diversos saberes culturales como parte de un sistema interconectado que abarca conocimientos, valores, formas de comunicación, modos de convivencia y procesos de desarrollo. Esta perspectiva integral busca internalizar estos elementos como un todo coherente, ofreciendo una visión más completa y matizada de la realidad humana y su evolución.

La transcomplejidad ofrece una nueva perspectiva sobre el individuo y su subjetividad en el contexto sociocultural, integrando la interpretación hermenéutica con un enfoque de complejidad. En atención a Morin (2000): desarrolla esta idea en su concepto de pensamiento complejo, abogando por una educación que fomente un conocimiento relevante e integrador, lo que él denomina “inteligencia general”. Este enfoque enfatiza la naturaleza multidimensional e interdisciplinaria del aprendizaje.

En el ámbito educativo, propone que el estudio de disciplinas específicas debe evolucionar en sintonía con el avance del conocimiento, incorporando metodologías que trascienden los límites disciplinarios tradicionales. Este enfoque no solo promueve la integración de disciplinas existentes, sino que también estimula la creación de nuevos campos de estudio, reflejando así la interconexión y complejidad del conocimiento contemporáneo.

En este orden de ideas, Morin (2002a): plantea una reforma en la educación superior que va más allá de modificar los contenidos de los programas de estudio. Se trata de transformar nuestra forma de organizar y pensar el conocimiento, alejándonos de la fragmentación y la especialización excesiva. Esta reforma del pensamiento busca construir una nueva visión de la gestión universitaria que ponga en el centro la condición humana, entendida como el resultado de las intrincadas interacciones entre las personas y su entorno.

En este horizonte de la transcomplejidad, configurado por sistemas paradigmáticos emergentes y tendentes a la unificación entre saberes y conocimientos, interpretando a Alarcón (2015): es la etnoecología es un enfoque que combina las perspectivas humanista y científica para entender los vínculos multidimensionales que existen entre las comunidades indígenas y su medio ambiente. Esta disciplina explora cómo los conocimientos, las prácticas sociales, las creencias espirituales y las estrategias de adaptación de estos pueblos se entrelazan con su entorno natural y productivo, considerando los contextos históricos, institucionales y territoriales específicos en los que se desenvuelven.

Este paradigma une lo humanístico y científico, promoviendo una visión integral e interdisciplinaria. Integra saberes tradicionales y académicos, abarcando ciencias, humanidades y artes. Conecta disciplinas antes incompatibles, como física y artes plásticas. El arte cinético ejemplifica esta convergencia, influyendo en arquitectura y diseño, demostrando el potencial de este enfoque integrador.

La estructura universitaria alberga una diversidad de departamentos con funciones variadas, lo que resulta en una multiplicidad de perspectivas académicas e intereses disciplinarios. Esta complejidad se manifiesta en cada unidad académica, sea facultad o decanato. Además, las instituciones de educación superior mantienen vínculos naturales con actores tanto internos como externos.

En este contexto, es crucial fomentar conexiones de conocimiento multidisciplinar, especialmente a través del enlace entre ciencias y humanidades. Este enfoque puede generar estrategias innovadoras para optimizar la inversión en capital humano y recursos financieros, enfrentando así el desafío de la responsabilidad social desde una perspectiva integradora y sinérgica. Esta visión holística busca mejorar la eficacia y eficiencia de la institución en su respuesta a las demandas sociales contemporáneas.

En concordancia con lo expuesto, en lo referido a integración de conocimiento, Schavino (2012c): asevera que la transcomplejidad promueve un enfoque epistemológico que trasciende los límites tradicionales de las disciplinas y abraza la diversidad de perspectivas. Desde esta visión, se busca integrar de manera armónica y complementaria los aspectos cuantitativos, cualitativos y dialécticos del conocimiento, reconociendo su naturaleza inacabada y multidimensional. Esto da lugar a una matriz epistémica flexible y sistémica, capaz de capturar la complejidad de los fenómenos estudiados.

La transcomplejidad abraza una amplia gama de conocimientos culturales y científicos, adoptando una perspectiva abierta y holística en el contexto de una sociedad en constante evolución. Este enfoque busca descubrir nuevas formas de razonamiento y fomenta la creación de innovadoras redes de significado. Al mismo tiempo, desafía los paradigmas de investigación tradicionales, promoviendo la integración de diversos saberes. Esta fusión de conocimientos se basa en elementos epistemológicos que surgen de la interacción complementaria entre diferentes disciplinas, permitiendo una comprensión más rica y matizada de la realidad compleja que nos rodea.

2.2. Gerencia Cultural Universitaria

La Gerencia Cultural Universitaria actúa como un puente entre las expresiones culturales y la formación holística del estudiante, fortaleciendo el vínculo entre la universidad y la sociedad. Ofrece una plataforma para examinar el mundo desde múltiples ángulos, interpretando nuevos significados que nutren el pensamiento innovador.

Al respecto, Sánchez (2019): profundiza en esta idea, señalando que la cultura trasciende su definición convencional. Según él, la esencia cultural reside en la capacidad única del ser humano para crear, expresarse y dotar de significado a su entorno. Esta perspectiva enriquece la comprensión de la Gerencia Cultural Universitaria como un catalizador de la creatividad y la interpretación del mundo.

En la actualidad, es común que se use el término “cultura” de manera superficial, olvidando que su verdadero significado implica la manifestación de la creatividad y la interpretación única que cada sociedad hace de su realidad. Así, la cultura se convierte en un motor generador de símbolos e imágenes que nos permiten comprender y vivir el mundo desde perspectivas diversas y enriquecedoras.

La Gerencia Cultural Universitaria está íntimamente ligada al proceso creativo y a la expresión de la sensibilidad humana en su interpretación del mundo. Este enfoque, asociado con las funciones del hemisferio cerebral derecho, ofrece una amplia gama de perspectivas para abordar tanto situaciones sencillas como complejas.

Es crucial que todas las disciplinas académicas integren la extensión cultural universitaria en su quehacer, permitiendo así una respuesta más completa y eficaz a los desafíos sociales actuales. Esta integración fomenta un enfoque holístico en la educación superior, enriqueciendo la formación de los estudiantes y fortaleciendo la capacidad de la universidad para responder a las demandas de la sociedad.

En lo relativo a los propósitos gerenciales culturales, la planificación, según Chiavenato (2001): constituye un proceso metódico y estructurado que consiste en organizar de manera coherente las acciones y proyectos que se llevarán a cabo en una institución educativa. Este proceso implica la distribución estratégica de los recursos disponibles, tanto humanos como materiales y financieros, con el fin de alcanzar de manera eficiente y efectiva las metas y objetivos propuestos en el ámbito educativo.

Una gerencia efectiva debe basarse en una planificación y control cuidadosos de sus operaciones, buscando el crecimiento integral de la organización sin perjudicar a empleados o usuarios de servicios públicos. En el contexto universitario, este enfoque debe potenciar la productividad alineada con los objetivos institucionales, considerando el factor social como un elemento regulador clave.

Este modelo gerencial fomenta la creatividad y el humanismo, promoviendo la colaboración en la búsqueda de soluciones que creen entornos armoniosos y respondan a las necesidades identificadas. Así, se logra un equilibrio entre eficiencia organizacional y responsabilidad social, crucial para el éxito de las instituciones de educación superior en el mundo actual.

Igualmente, Lanz (2001): señala que todas las organizaciones, sin importar su tipo, están inevitablemente conectadas con el contexto global, incluso cuando no son conscientes de ello. Esta interconexión genera nuevas perspectivas y une ideas y paradigmas diversos, transformando nuestra comprensión del mundo. En este marco, la Gerencia Cultural Universitaria actúa como un puente entre la universidad y diversos grupos, tanto internos como externos.

Su objetivo es fortalecer los lazos entre la academia y la sociedad a través de programas de formación, iniciativas de desarrollo personal, servicios comunitarios y difusión del conocimiento. Este enfoque es particularmente relevante en una sociedad cambiante y diversa, donde convergen múltiples saberes y experiencias.

El rápido avance tecnológico y la velocidad con que se comparte la información exigen una comprensión renovada del entorno, las tendencias mundiales y los enfoques gerenciales emergentes. Las universidades deben ampliar sus conexiones para ofrecer una formación estudiantil integral, adaptada a las realidades contemporáneas.

Los profesionales de hoy necesitan aplicar conocimientos teóricos y prácticos de manera innovadora, buscando soluciones a problemas sociales complejos. Este enfoque requiere una perspectiva holística que permita considerar todas las alternativas posibles desde un ángulo transformador, preparando así a los estudiantes para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio con creatividad y eficacia.

Desde esta perspectiva, Morin (2002): resalta el papel crucial de la cultura humanística en la comprensión de las complejas interacciones sociales globales, revelando nuestra auténtica naturaleza humana. Esta visión enriquece el enfoque de la Gerencia Cultural Universitaria, dotándola de un carácter interdisciplinario y sistémico. Tal perspectiva reconoce la diversidad cualitativa de sus componentes, integrando múltiples puntos de vista. Así, se fomenta una búsqueda de conocimiento que une las ciencias y las humanidades, aspirando a un entendimiento holístico. Este enfoque integral en la gestión cultural universitaria promueve una formación más completa y adaptada a las complejidades del mundo contemporáneo.

Parafraseando a Tommasino y Cano (2016): la extensión universitaria, desde la perspectiva de la integralidad y el pensamiento complejo, debe trascender los muros de la universidad y adentrarse en las comunidades, barrios y ciudades, irradiando conocimiento y cultura con rigor académico. Este proceso busca contribuir al desarrollo integral de los estudiantes como agentes de cambio en su entorno, promoviendo así la transformación social desde la acción universitaria.

Desde este contexto, se pueden trasgredir los modelos dominantes, crear razonamientos laterales con la extensión, crear un espacio afín para abordar saberes y conocimientos que se han mantenido en polos opuestos, propiciar actividades que consientan propuestas en torno a la interdisciplinariedad como una necesidad emergente ante el fraccionamiento del pensamiento. Se exhorta a ordenamientos, conjunciones y extrapolaciones cognoscitivas que conlleven a descubrir innovadoras erudiciones reclamadas en la cimentación de saberes destinados a reorientar situaciones pendientes en aras de atender requerimientos sociales.

2.3. La Responsabilidad Social Universitaria

Las funciones esenciales de la universidad -enseñanza, extensión e investigación- están intrínsecamente ligadas a principios éticos, vocación de servicio y valores institucionales. Estos elementos son fundamentales para formar profesionales capaces de abordar eficazmente los desafíos sociales. En este contexto, la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) emerge como un concepto clave, integrando estas funciones y principios para asegurar que los graduados no solo posean conocimientos técnicos, sino también una conciencia ética y un compromiso con el bienestar social. Este enfoque holístico busca preparar a los futuros profesionales para que sean agentes de cambio positivo en sus comunidades.

En esta línea, Correia (2015): manifiesta que la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) es un concepto que se centra en evaluar y abordar las repercusiones que las actividades de las instituciones de educación superior tienen en su entorno.

Este enfoque busca promover una gestión ética y transparente por parte de las universidades, fomentando la rendición de cuentas a la sociedad sobre sus acciones y decisiones. Además, la RSU promueve una mayor participación e involucramiento de la comunidad universitaria en iniciativas que contribuyan al desarrollo sostenible y al bienestar de la sociedad en general.

Las Instituciones de Educación Superior (IES) poseen un papel único y crucial en la sociedad, con responsabilidades y obligaciones específicas que son fundamentales para cumplir su misión educativa. Es esencial que estas instituciones evalúen cuidadosamente el impacto de sus acciones en diversos ámbitos, incluyendo los aspectos pedagógicos, cognitivos y emocionales.

Esta evaluación debe abordar los desafíos que surgen en la enseñanza, la epistemología y el diseño curricular. Estos factores influyen directamente en la formación de los graduados, moldeando tanto su perfil profesional como sus habilidades en el ámbito laboral. Por lo tanto, las IES deben adaptar constantemente sus enfoques para asegurar una educación integral y relevante.

Para integrar la universidad con su entorno, es vital crear equipos multidisciplinarios de docentes y estudiantes. Estos deben colaborar con organizaciones comunitarias y empresas locales. Las Direcciones de Cultura universitarias pueden liderar iniciativas que transformen positivamente la sociedad, enriqueciendo la educación y el desarrollo social. Este enfoque innovador combina diversos conocimientos para abordar desafíos comunitarios, generando un impacto duradero.

En este aspecto, Polo, Lobatón y Arredondo (2014): enfatizan la importancia del compromiso cultural en la relación universidad-sociedad. Según estos autores, es fundamental examinar y comprender a fondo las realidades comunitarias para desarrollar respuestas innovadoras a sus necesidades.

Este enfoque implica replantearse los métodos tradicionales de interacción social y buscar nuevas estrategias para la formación y el desarrollo. La clave está en la escucha activa y la observación detallada de las dinámicas comunitarias, lo que permite a las instituciones educativas diseñar programas y proyectos más relevantes y efectivos. Esta aproximación promueve una relación más dinámica y mutuamente beneficiosa entre la academia y la sociedad.

La Responsabilidad Social Universitaria (RSU) encarna el compromiso ético de las instituciones de educación superior, fundamentado en valores como la integridad, el respeto y la promoción de la paz. Estos principios se reflejan tanto en la filosofía institucional como en las actividades de enseñanza, extensión e investigación. La extensión universitaria, particularmente a través de iniciativas culturales y artísticas como talleres y cursos, juega un papel crucial en este contexto.

Estas actividades no solo enriquecen el bagaje cultural de estudiantes y público general, sino que también fortalecen los vínculos entre la universidad y la comunidad. Este enfoque holístico fomenta un intercambio de conocimientos más amplio y una integración más profunda entre el ámbito académico y la sociedad en general.

El arte sirve como un poderoso catalizador para fortalecer el vínculo entre la universidad y la comunidad, fomentando conexiones significativas tanto dentro como fuera del campus. Esta dinámica puede incluso extenderse al sector empresarial, promoviendo colaboraciones mutuamente beneficiosas. Para Bringle y Hatcher (2002): la implementación efectiva de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) y las actividades de extensión facilitan una interacción genuina entre la universidad y diversos agentes sociales.

Esta interacción abarca desde entidades de planificación local y gobiernos municipales hasta organizaciones privadas y otras instituciones. Así, el arte y la RSU se convierten en herramientas fundamentales para tejer una red de relaciones que enriquecen tanto a la universidad como a la sociedad en su conjunto.

Las posibilidades que se presentan en la extensión al estar conectada con lo interno y externo del claustro universitario pueden constituir una fortaleza bilateral. En torno a la RSU y la relación universidad-sociedad, Diez (2015): explica que se enfrentan desafíos significativos. El siglo XXI exige a las instituciones de educación superior asumir un compromiso genuino con su entorno, cumpliendo con su responsabilidad social.

La extensión universitaria se erige como el puente que permite establecer un diálogo fructífero y un intercambio de saberes entre la academia y la comunidad, fortalecido por la implementación de proyectos de servicio comunitario que aportan soluciones concretas a las necesidades de la población.

Las universidades deben servir a sus comunidades, utilizando la extensión universitaria como herramienta clave. Este enfoque promueve un diálogo abierto y un intercambio bidireccional de conocimientos entre academia y sociedad. El resultado es un beneficio mutuo que fomenta el cambio social positivo, alineando los esfuerzos universitarios con las necesidades reales de la comunidad.

3. Conclusiones

El enfoque transcomplejo en las Instituciones de Educación Superior fomenta una integración entre diversas disciplinas, abarcando la enseñanza, la investigación y la extensión cultural. Esta perspectiva fusiona conocimientos humanísticos, científicos, tecnológicos y artísticos, arraigados en el contexto específico de cada institución. La función de la universidad trasciende la mera transmisión de información; se convierte en un centro que genera y difunde conocimiento, mientras cultiva un pensamiento crítico en sus estudiantes. Este proceso se desarrolla dentro de un marco ético y de responsabilidad social, promoviendo valores compartidos que guían tanto la gestión institucional como su impacto en la sociedad. Así, la universidad se transforma en un agente activo de cambio y desarrollo social.

La gerencia de extensión, aprovechando su capital humano, juega un papel crucial en la formación de profesionales con una visión interdisciplinaria. Este enfoque capacita a los graduados para ofrecer soluciones prácticas y fiables a los desafíos sociales, basándose en una educación integral. Esta estrategia facilita la transmisión del conocimiento de manera innovadora, promoviendo un acercamiento holístico a la complejidad del mundo real.

En este contexto, la transdisciplinariedad se convierte en una práctica concreta, superando su concepción teórica. Así, la extensión universitaria se transforma en un puente efectivo entre la academia y la sociedad, preparando profesionales capaces de abordar problemas multifacéticos con creatividad y eficacia.

La gerencia cultural, a través de la extensión universitaria, puede forjar una visión integral que une universidad, comunidad y estudiantes. Este enfoque sirve de plataforma para proyectos que fusionan diversas disciplinas, fomentando un intercambio de conocimientos y la asimilación de saberes interdisciplinarios. Como resultado, se desarrollan habilidades esenciales para impulsar el cambio social y mejorar el bienestar colectivo. Es crucial explorar nuevas vías que integren ciencia, humanidades, tecnología y arte, promoviendo así un aprendizaje holístico, innovador y crítico. Este abordaje permite enfrentar la creciente complejidad de nuestra comprensión del mundo, adaptándose a una realidad en constante evolución y preparando a los estudiantes para los desafíos futuros.

La universidad moderna debe funcionar como un punto de confluencia para diversos conocimientos y saberes. Es fundamental crear oportunidades para la participación comunitaria, establecer alianzas innovadoras y arraigar profundamente la institución en su contexto local. Esto implica forjar conexiones sólidas y aprovechar eficazmente los recursos sociales disponibles. La extensión universitaria, trabajando en sinergia con la enseñanza y la investigación, debe superar los enfoques lineales tradicionales. Su objetivo debe ser generar iniciativas frescas en las instituciones de educación superior que potencien su capacidad para transformar positivamente la sociedad. Este enfoque integrado permite a la universidad cumplir más eficazmente su rol como agente de cambio y desarrollo social.

Se busca desarrollar una perspectiva integral de la realidad que fomente la interdisciplinariedad, el conocimiento profundo y la armonización de diversos saberes desde nuevos enfoques. Es crucial establecer una colaboración dinámica y recíproca con los graduados mediante actividades de extensión cultural que involucren tanto al sector público como al privado. Este enfoque tiene como objetivo fortalecer las relaciones entre la universidad y el mundo empresarial, promover diálogos significativos sobre las realidades comunitarias, y canalizar eficazmente la Responsabilidad Social Universitaria. Estas acciones buscan responder de manera efectiva a las necesidades sociales, contribuyendo así a una transformación sociocultural profunda y duradera en el país.

La Gerencia Cultural, operando a través de la extensión universitaria, tiene el potencial de convertirse en un pilar fundamental que integra y complementa las funciones de investigación y enseñanza. Este enfoque facilita la implementación de la Responsabilidad Social Universitaria de manera colaborativa y arraigada en las necesidades reales de la comunidad. Al adoptar una perspectiva interdisciplinaria y transcompleja, este modelo fomenta la creación de nuevos conocimientos, impulsa iniciativas emprendedoras y fortalece los lazos comunitarios. Así, la universidad se posiciona como un agente activo de cambio social, capaz de abordar desafíos complejos y contribuir significativamente al desarrollo integral de la sociedad.

4. Referencias

Alarcón, P. (2015). Otras Epistemologías: Conocimientos y Saberes Locales desde el Pensamiento Complejo. Tesis. México: Multiversidad, Mundo Real Edgar Morín.[Links]

Bringle, R., & Hatcher, J. (2002). Campus-community partnerships: The terms of engagement. Journal of Social Issues, 58(3), 503-516, e-ISSN: 0022-4537. Recovered from: https://doi.org/10.1111/1540-4560.00273[Links]

Chiavenato, I. (2001). Administración: Proceso Administrativo. Tercera edición, ISBN: 978-958-41-0161-7. Bogotá, Colombia: McGraw-Hill Interamericana, S.A.[Links]

Correia, A. (2015). La responsabilidad social universitaria: el caso de la UNED (España). Tesis Doctoral. España: Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).[Links]

Diez, E. (2015). Marco legal de la Responsabilidad Social Universitaria: Extensión Universitaria y Servicio Comunitario. Sapienza Organizacional, 2(4), 75-94, e-ISSN: 2443-4256. Venezuela: Universidad de los Andes.[Links]

Lanz, R. (2001). Diez tesis sobre la cultura organizacional transcompleja. En Lanz, R. (comp.). Organizaciones transcomplejas. (págs. 161-176). Caracas, Venezuela: IMPOSMO/CONICIT.[Links]

Meza, D. (2014). La Transcomplejidad como opción integradora de saberes. Comunidad y Salud, 12(2), 1-2, e-ISSN: 1690-3293. Venezuela: Universidad de Carabobo.[Links]

Molina, A., Colorado, A., Barradas, S., & Fowler, P. (2015). Análisis de programas nacionales de Extensión Universitaria en América Latina: hacia la Inclusión y la Ciudadanía Cultural. pragMATIZES. Revista Latino Americana de Estudios en Cultura, 5(8), 37-54, e-ISSN: 2237-1508. Brasil: Instituto de Arte y Comunicación Social (IACS-UFF).[Links]

Morin, E. (2000). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. ISBN: 9800017070. Francia: UNESCO.[Links]

Morin, E. (2002a,b). La cabeza bien puesta: Repensar la reforma. Reformar el pensamiento. ISBN: 950-602-395-6. Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión.[Links]

Polo, G., Lobatón, D., & Arredondo, K. (2014). Significación de responsabilidad social universitaria para la formación de un profesional bajo el enfoque del emprendimiento con sentido de justicia equidad y desarrollo. CICAG. Revista del Centro de Investigación de Ciencias Administrativas y Gerenciales, 12(1), 4-25, e-ISSN: 1856-6189. Venezuela: Universidad Rafael Belloso Chacín.[Links]

Sánchez, L. (2019). Gestión de las direcciones de cultura a nivel universitario: una perspectiva transformadora. Observador del Conocimiento, 4(1), 146-154, e-ISSN: 2343-5984. Venezuela: Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.[Links]

Sánchez, M. (2004). La extensión universitaria en Venezuela. Educere, 8(24), 83-94, e-ISSN: 1316-4910. Venezuela: Universidad de los Andes.[Links]

Schavino, N. (2012a,b,c). La transcomplejidad: Una Nueva Vision de Conocimiento. San juan de Los Morros, Venezuela: Grafica Los Morros, C.A.[Links]

Tommasino, H., & Cano, A. (2016). Modelos de extensión universitaria en las universidades latinoamericanas en el siglo XXI: tendencias y controversias. Universidades, (67), 7-24, e-ISSN: 0041-8935. México: Unión de Universidades de América Latina y el Caribe.[Links]

Tünnerman, C. (2003). La Universidad Latinoamericana ante los Retos del Siglo XXI. Colección UDUAL, Primera edición, ISBN: 968-6802-22-3. México: Unión de Universidades de América Latina, A.C.[Links]

Visión transcompleja de la gerencia cultural en la responsabilidad social universitaria (2)Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons

Visión transcompleja de la gerencia cultural en la responsabilidad social universitaria (2025)

References

Top Articles
Latest Posts
Recommended Articles
Article information

Author: Greg O'Connell

Last Updated:

Views: 6429

Rating: 4.1 / 5 (42 voted)

Reviews: 89% of readers found this page helpful

Author information

Name: Greg O'Connell

Birthday: 1992-01-10

Address: Suite 517 2436 Jefferey Pass, Shanitaside, UT 27519

Phone: +2614651609714

Job: Education Developer

Hobby: Cooking, Gambling, Pottery, Shooting, Baseball, Singing, Snowboarding

Introduction: My name is Greg O'Connell, I am a delightful, colorful, talented, kind, lively, modern, tender person who loves writing and wants to share my knowledge and understanding with you.